EFESIOS 6 : 15
"Mantenganse calzados los pies con la disposición de proclamar el evangelio de la paz".
Introducción
A primera vista pareciera que el objetivo central de este versículo, es exclusivamente la evangelización.
Si bien esta actividad no está excluida, este elemento simbólico de la armadura, además nos habla de la lucha a la que estamos expuestos por causa de haber nacido de nuevo y haber aceptado servir a Cristo.
Recordemos un pensamiento que ya hemos comentado:
-La Armadura es un simbolismo espiritual.
-No la diseñamos ni la fabricamos nosotros, sino que es provista por Dios.
El Apóstol Pablo se refiere a la DISPOSICIÓN para la
Lucha Espiritual a la que estamos sometidos.
Es decir, cómo vivir diariamente, hacer todas las cosas, enfrentar todas las circunstancias, etc.
Y a la vez estar preparados, porque ante cualquier descuido podemos ser atacados por un dardo del enemigo.
El caso que nos preocupa hoy es guardar los pies con una parte de la armadura espiritual, de la misma manera como debo proteger cualquier otra parte de mi cuerpo, considerando que debemos llevar el mensaje de las buenas nuevas, de la Paz, en toda ocasión que se nos presente.
Anteriormente habíamos hablado de un soldado de un ejército que entra en combate.
Es importante su preparación previa, pero también lo es, que vaya “equipado” convenientemente.
¿Pueden imaginarse a un guerrero protegido con casco, coraza y buen armamento, en zapatillas de deportes? (Esto es una comparación)
El mensaje del Evangelio no consiste solamente en convertir a la gente como quien está haciendo una obra más; sino con el “apresto” o disposición para estar firmes en la lucha de extender el nombre de Cristo y Su Poder.
Toda la armadura está preparada para resistir, pero los pies bien calzados, simbolizan la fuerza de voluntad y de obediencia para “IR” , y obedecer el mandato:
“Por tanto “ID” Y HACED DISCÍPULOS A TODAS LAS NACIONES”.
La mente dispone, y los pies obedecen; y no podemos dejarlos vulnerables.
Una historia
El “camino” espiritual es angosto; y antes estábamos acostumbrados a caminar por un camino que era tan ancho que no se veían los límites.
La armadura que Dios nos provee, por un lado es un poder especial; pero por otro es para nosotros una responsabilidad que se relaciona con la obediencia.
Si un hermano está en un lugar donde no debe estar, y es sorprendido por otro hermano, es probable que se le ocurra al primero, una excusa, para justificar el hecho. Pero es que aún no ha hecho nada malo, sólo que estaba en una “zona peligrosa”. Entonces ¿por qué ha de inventar una excusa?
Porque el Señor, para protegerlo, ya le había avisado a su conciencia; en esto consiste la armadura. Y no hizo caso: por eso se siente culpable. Este hermano ha ido, a determinado sitio porque se sintió atraído; pensando que tal vez tenía la fuerza suficiente para no caer. (No ha frenado sus pies) Distinto es el caso de José, hijo de Jacob, en Egipto.
El primero y más grande de los poetas griegos, llamado Homero, escribió una historia imaginaria en su Libro “La Ilíada”. En esta fábula se narra que una madre sumergió a su bebé recién nacido en “aguas milagrosas” para protegerlo de la muerte, porque sabía que cuando fuese hombre sería un célebre guerrero. Y así fue. Pero cuando sumergió a su niño en el agua lo cogió de un talón de su pie, de manera que ese talón no fue sumergido.
Este guerrero fue Aquiles, y de allí que solemos mencionar esa parte de nuestro pie como el Talón de Aquiles.
En la guerra de Troya, una flecha perdida se le clavó justamente en ese talón que no estaba “protegido” y murió.
Esto no es más que una fábula, que aunque irreal quedó como una ilustración y resulta apropiada en esta ocasión para tener en cuenta que no debemos dejar al enemigo nada al descubierto, porque él tiene autoridad para tomar lo que le concedemos.
La mente elabora sus propias excusas: “Tengo vergüenza”, “No estoy preparado”.“La última vez se han burlado de mí”.
Nada de esto es impedimento para cumplir con la comisión de anunciar el Evangelio de la Paz, por lo tanto le atribuimos a estos argumentos la fuerza negativa para impedir que obedezcamos. Nuestros pies debieran estar dispuestos para salir e ir al lugar que se nos ha ordenado, bien protegidos de estas mentiras.
La lucha está entablada y nada nos debiera frenar, sino resistir al diablo y “estar firmes”.
No siempre todo ocurre así.
Tengamos presente siempre si nuestros pies están donde deben estar.
A veces nos encontramos en sitios donde sabemos que pisamos “el borde” del peligro. Confiamos y caemos. No debemos descuidar la protección de la armadura para nuestros pies, porque es muy arriesgado jugar con los límites.
En las carreteras se suelen aplicar en los bordes una franja dentada que al ser pisada por las ruedas de los vehículos produce un zumbido, que avisa al conductor que debe volver “al camino”. Esta sería la función principal del calzado de la armadura.
El “camino” espiritual es angosto; y antes estábamos acostumbrados a caminar por un camino que era tan ancho que no se veían los límites.
La armadura que Dios nos provee, por un lado es un poder especial; pero por otro es para nosotros una responsabilidad que se relaciona con la obediencia.
Si un hermano está en un lugar donde no debe estar, y es sorprendido por otro hermano, es probable que se le ocurra al primero, una excusa, para justificar el hecho. Pero es que aún no ha hecho nada malo, sólo que estaba en una “zona peligrosa”. Entonces ¿por qué ha de inventar una excusa?
Porque el Señor, para protegerlo, ya le había avisado a su conciencia; en esto consiste la armadura. Y no hizo caso: por eso se siente culpable. Este hermano ha ido, a determinado sitio porque se sintió atraído; pensando que tal vez tenía la fuerza suficiente para no caer. (No ha frenado sus pies) Distinto es el caso de José, hijo de Jacob, en Egipto.
Un buen ejemplo
Distinto fue el caso de José, hijo de Jacob en Egipto.
Ahora veremos otra manera en que los pies, obedientes a una correcta decisión, juegan un papel importante a la hora de evitar caer en pecado.
No fue él quien buscó vivir en la casa de Potifar; sino que éste lo puso como mayordomo porque halló gracia en sus ojos y le servía.
La mujer de su amo puso sus ojos en José y le propuso dormir con ella. No una vez, sino cada día; pero él no le prestaba atención
Cuando la mujer ya estaba cansada de intentarlo sin lograr nada, un día que estaban solos, le tomó de su ropa y le ordenó que durmiera con ella.
Aquí se combinan dos factores.
El Señor estaba permanentemente con José. (Su cobertura)(GÉNESIS 39:2,21,23)
José permitió que el Señor le acompañara siempre. (Aceptó la cobertura)
Por lo tanto no dudó en tomar la decisión correcta, pese a todo lo que le podía sobrevenir. Determinó huir y sus pies le obedecieron de inmediato. La orden de Dios en ese caso era
¡HUIR!
En la Biblia, los pies representaron el “estar” en el lugar adecuado para que ocurra un determinado hecho.
También el corazón representa lo que “somos”
Ambos, en perfecta concordancia pueden producir la voluntad de Dios.
Dice en Josué 3:13:
“Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca del Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón" .
Es posible que para muchos, una actividad tan importante como es la "Disposición” de proclamar el Evangelio de la Paz, no la relacionemos con los pies,
que son parte de nuestro cuerpo. Tal vez no les hemos dado mucha participación.
Nos hemos preocupado por nuestro corazón, nuestra mente, fuerza de voluntad, conocimiento, etc. Para Dios fue tan importante como para decirle a Moisés,
“Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie, será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Éufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio” “ Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá el Señor vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho” (DEUTERONOMIO 11:24,25)
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